We, the Sisters of Mercy, Newfoundland and Labrador, are pleased to have the opportunity to describe our reality… and to reintroduce ourselves to the global Mercy community.
With close to 150 members, and over 70 Associates, we minister not only in urban areas of the province but in many coastal communities that encircle the island and Labrador, and in Peru. With our people, we are very aware of the unique culture of our province, one that has been defined over the centuries by geography, a very challenging environment as well as a very interesting development of a ‘way of life’.
We have made a commitment to alleviate injustice and to continue to reach out in compassion and service to the poor and oppressed, especially women. We attempt to do this through our continued presence to youth, the sick, elderly, poor, prisoners, people with HIV/AIDS, the marginalized and through our sponsorship and contributions to numerous programs/ projects not only here in our island province but in the wider global community.
Today, we are one with our people, as we experience with them a great sense of loss in the collapse of one of the great natural resources of our province – the ground cod fishery and its apparent lack of recovery. This collapse brings with it many other losses including the loss of opportunities for employment; the decline of our population through out-migration, the loss of our youth, resulting in a low birth rate, now the lowest in North America; and the far-reaching impact of all of these factors on our rural communities and the local economy. A second reality of our province relates to our aboriginal peoples and the need to understand, protect, value and respect their connections to the land, their traditions, their culture and their values.
Seven of our sisters, two of them native Peruvians, minister in the coastal and mountain areas of Peru participating in the education of lay leaders in the faith and works of human promotion, and always seeking to promote solidarity and justice. We are fortunate to be part of the Mercy Collaborative Novitiate Program, walking with young women interested in our Mercy way of life.
Having participated in the Second International Conference of Mercy Archivists, with its theme of ‘founding stories’, we are very much aware of, inspired and encouraged by our three founding sisters, Sisters Francis Creedon, Ursula Frayne, and Rose Lynch, who, merely six months following the death of our Foundress, Catherine McAuley, traveled across the Atlantic Ocean to St. John’s, Newfoundland to found the first Mercy foundation in the New World, and the first outside the British Isles.
Prepared by Srs. Mary Tee, Madonna Gatherall, Marcella Grant Sisters of Mercy of Newfoundland
Nosotras, las Hermanas de la Misericordia de Terranova y Labrador, nos complace tener la oportunidad de describir nuestra realidad… y de reintroducirnos a la comunidad global de la Misericordia.
Con cerca de 150 miembros, y más de 70 Asociadas, ejercemos nuestro ministerio no sólo en las zonas urbanas de la provincia sino en muchas comunidades costeras que rodean la isla y Labrador, y en Perú. Con nuestra gente, somos muy conscientes de la cultura única de nuestra provincia, una que ha sido definida a lo largo de los siglos por la geografía, un entorno muy desafiante, así como un desarrollo muy interesante de una “forma de vida”.
Nos hemos comprometido a aliviar la injusticia y a seguir tendiendo la mano con compasión y servicio a los pobres y oprimidos, especialmente a las mujeres. Intentamos hacerlo a través de nuestra presencia continua con los jóvenes, los enfermos, los ancianos, los pobres, los presos, las personas con VIH/SIDA, los marginados y a través de nuestro patrocinio y nuestras contribuciones a numerosos programas y proyectos, no sólo aquí, en nuestra provincia insular, sino en la comunidad mundial en general.
Hoy, somos uno con nuestra gente, ya que experimentamos con ellos un gran sentimiento de pérdida en el colapso de uno de los grandes recursos naturales de nuestra provincia – la pesca del bacalao de fondo y su aparente falta de recuperación. Este colapso trae consigo muchas otras pérdidas, como la pérdida de oportunidades de empleo, el declive de nuestra población debido a la emigración, la pérdida de nuestra juventud, que se traduce en una baja tasa de natalidad, actualmente la más baja de Norteamérica, y el impacto de largo alcance de todos estos factores en nuestras comunidades rurales y en la economía local. Una segunda realidad de nuestra provincia se refiere a nuestros pueblos aborígenes y a la necesidad de comprender, proteger, valorar y respetar sus conexiones con la tierra, sus tradiciones, su cultura y sus valores.
Siete de nuestras hermanas, dos de ellas nativas peruanas, ejercen su ministerio en las zonas de la costa y la sierra de Perú participando en la educación de líderes laicos en la fe y en las obras de promoción humana, y buscando siempre promover la solidaridad y la justicia. Tenemos la suerte de ser parte del Programa de Noviciado de la Colaboración de la Misericordia, caminando con mujeres jóvenes interesadas en nuestro estilo de vida de la Misericordia.
Habiendo participado en la Segunda Conferencia Internacional de Archivistas de la Misericordia, con su tema de ‘historias fundadoras’, estamos muy conscientes, inspiradas y animadas por nuestras tres hermanas fundadoras, las Hermanas Francis Creedon, Ursula Frayne y Rose Lynch, quienes, apenas seis meses después de la muerte de nuestra Fundadora, Catherine McAuley, viajaron a través del Océano Atlántico a St. John’s, Terranova, para fundar la primera fundación de la Misericordia en el Nuevo Mundo, y la primera fuera de las Islas Británicas.
Preparado por las Hnas. Mary Tee, Madonna Gatherall, Marcella Grant Hermanas de la Misericordia de Terranova